Hola y bienvenidos un post más a nuestro blog “Nosotros escribimos la Historia”. Hoy os traigo un tema que creo que es de especial relevancia para todo el mundo, algo que todos deberíamos pararnos a pensar en algún momento de nuestra vida.
Aparentemente, es un tema sobre el que, “de primeras”, todos pensamos que actuamos correctamente, pero basta con pararnos a pensar un poco para darnos cuenta de que no es del todo así.
El tema al que estoy haciendo referencia es la diversidad, creo que para nosotros, los redactores de este blog, como para todas aquellas personas que en un futuro quieran dedicarse a la docencia deberían informarse o por lo menos reparar en ellos.
A lo largo de toda la historia, han existido en las diferentes sociedades grandes diferencias dentro de la sociedad, algunas de carácter natural, como pueden ser las diferentes razas que existen, que nunca vayan a desaparecer, aunque en algún momento se hay intentado… y otras que la sociedad las ha creado, dependiendo del momento histórico, de manera artificial. Un ejemplo de esto pueden ser los diferentes estamos en la sociedad feudal, que incluso se atrevían a clasificar a algunas personas como marginados y ni siquiera formaban parte de la sociedad, recordemos dividida en privilegiados (muy pocos) y no privilegiados (la mayoría).
En la sociedad actual estas diferencias existentes dentro de la sociedad giran en torno a otros temas, pero en definitiva vienen a significar lo mismo.
Hay muchas cosas que nos diferencian a los seres humanos los unos de los otros, la edad, el sexo, la altura, la religión, la cultura… todas ellas nos hacen a cada uno de nosotros únicos e irrepetibles, diferentes, diversos.
La sociedad actual está llena de cánones que determinan cual es el prototipo de persona exitosa en cada sociedad. En la nuestra, nuestra sociedad occidental, una sociedad patriarcal, el perfil de éxito es el hombre blanco, alto, guapo y con dinero. Esto genera que cualquier persona que cumpla este perfil dentro de la misma, será aceptado socialmente y logrará todo aquello que se proponga en la vida, llegando incluso a altos cargos, todo ello independiente del resto de sus cualidades y capacidades entre las que puede estar la intelectual, por supuesto. Sin tener apenas en cuenta al resto de personas que forman la sociedad y que a lo mejor están mejor preparadas que ese hombre (aparentemente) exitoso.
Vivimos centrados en querer ser lo que no somos, en darle a la sociedad todo lo que espera de nosotros, o mejor dicho, darle lo que nosotros creemos que nos va a hacer triunfar. Todo ello, nos lleva a no aceptar nuestras diferencias, a no aceptarnos a nosotros mismos, llegando incluso, en algunos casos, a autoherirnos física y psíquicamente, con las consecuencias catastróficas que en algunas ocasiones trae consigo. El hecho de creer que somos peores simplemente por ser como somos, como la naturaleza nos ha creado. Pero lo que debemos pararnos a pensar es no cómo actuamos, si no la causa de por qué lo hacemos.
Lo cierto es que hoy en día se mira con otros ojos y se juzga a las personas antes de conocerlas, simplemente por su aspecto o su forma de vivir se cree conocer a esa persona, con todas sus virtudes y sobre todo, sus defectos. Estamos por lo tanto hablando de prejuicios, basados en las diferencias de las personas con respecto a nosotros mismos, rechazando una vez más lo diferente.
Este concepto a calado muy fuerte en la sociedad, llegando a ser un tema de conversación frecuente independientemente del ámbito, escolar, familiar… hasta tal punto que las grandes empresas han hablado de ello. Aquarius, marca muy conocida de refrescos, ha lanzado una campaña publicitaria, en la que habla de los “postjuicios”, definiéndolos como un juicio posterior por lo general favorable, defendiendo así la postura de probar todo aquello que desconocemos, explorar lo inexplorado, para ver qué cosas buenas nos pude aportar lo que se sale de nuestra vida cotidiana o zona de confort. En caso contrario, para poder criticar o rechazar una cosa pero una vez habiéndolo conocido y por lo tanto contando con argumentos suficientes para hacerlo. Es una campaña que apuesta por lo diverso, aceptando la variedad de productos y por lo tanto, el que puedan también existir diversidad de gustos u opiniones. Pero todo esto que, en este caso Aquarius está utilizando en su campaña publicitaria, es perfectamente a la diversidad de personas, porque como se dice en el anuncio, ante la duda debemos de probar. Los “postjuicios” nos sientan bien a todos, nos favorecen, nos enriquecen. No rechaces lo diferente, si no lo has probado, no puedes saber si te gusta o no. Incluyo el link del anuncio: https://www.youtube.com/watch?v=tnyuizSS3fM
En nuestro país las grandes empresas están en su mayoría dirigidas por el mismo perfil de hombre, y sí digo hombre, puesto que los altos cargos en contadas ocasiones llegan a manos de las mujeres, pero ese es otro tema. Porque, mirando más allá del género, ¿cuántos altos empresarios negros hay en nuestro país? (por poner un ejemplo).
Lo cierto es que hoy en día, la diversidad se ve como un problema, nos da miedo enfrentarnos a lo diferente, cualquier cosa que se salga de nuestro área de confort la rechazamos. Vemos los defectos de las personas, o lo que socialmente está considerado como tal, puesto que realmente no existen los defectos, simplemente son diferencias que debemos empezar a ver como algo enriquecedor en nuestras vidas ya que todas las personas tienen algo que aportarnos. Un ejemplo simple y quizás un tanto cliché, sería la diferencia de altura, y como cada persona desde su estatura ve la vida desde una perspectiva diferente a otra, con un color de ojos distinto, con un ideología política, una religión... diferentes maneras de ver la realidad que en conjunto trabajarían en armonía, complementándose las unas a las otras.
Cada variedad tiene sus ventajas y el hecho de que todos seamos diferentes, de que ninguna de las personas que formamos el planeta seamos iguales, nos enriquece, nos aporta cosas, por lo que se puede concluir que la diversidad dentro de la sociedad lo único que provoca es el enriquecimiento. Pensemos en la suma no en la resta.
Intentemos, como futuros docentes o como personas que habitamos en el mundo que los niños vean la diversidad como algo positivo, que aprendan que todos tenemos algo que enseñar al resto, que el hecho de ser diferentes no es raro, es guay, porque hasta los gemelos más idénticos tienen diferencias.
Marta González Páramo
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